lunes, 25 de julio de 2011

'News of the World' dice adiós

El escándalo protagonizado por el periódico sensacionalista News of the World parece sacado de una de sus páginas centrales, con titular en mayúsculas y a cinco columnas. Podría haber sido una de sus “jugosas” historias que acostumbraban ojear sus casi tres millones de lectores, ávidos de noticias morbosas. Corrupción, escuchas ilegales, políticos acorralados por la prensa y “amistades peligrosas”, qué gran historia. Pero no pudo ser. Esta vez le ha tocado ser objeto de titulares en otros periódicos y, tal es el escándalo en el que se ha visto envuelto que, tras 168 años en el mercado, News of the World ha echado el cierre.

La crisis del tabloide británico, perteneciente al imperio mediático dirigido por Rupert Murdoch, comenzó en 2005, cuando publicó una noticia sobre la lesión de rodilla del príncipe Guillermo de Inglaterra. Tras sospechar que los teléfonos móviles de la casa real habían sido interceptados, se llevó a cabo una investigación policial que reveló, además de las escuchas ilegales, el soborno a policías como prácticas “estrella” para obtener información. Dos años después, se depuraron responsabilidades: el corresponsal de casa real del diario y el detective que le conseguía información fueron encarcelados; mientras que el editor de News of the World, Andy Coulson, asumió su dimisión.

Los enemigos, mejor cerca

Al poco tiempo, Coulson fue contratado como jefe de prensa del partido conservador liderado por James Cameron. ¿Sorpresa? No del todo, a los enemigos es mejor tenerlos cerca. Tal vez por eso ni James Cameron, ni Gordon Brown se perdieron la boda de Rebekah Brooks -ex editora deNews of the World y The Sun- el mismo año de su ascenso a la cumbre directiva de News International, la división británica del conglomerado empresarial News Corporation que opera bajo la dirección de su fundador, Rupert Murdoch.

Ya en el poder, Cameron fue fotografiado con su mujer acudiendo a una cena íntima en casa de Rebekah Brooks en vísperas de Navidad y, a no ser por el reciente escándalo de las escuchas, la presencia del primer ministro británico estaba más que asegurada en la ya tradicional fiesta de verano organizada por News International. Las muestras de amistad eran evidentes, como también lo es la relación de intereses entre el poder político (Cameron) y la prensa (Brooks). No en vano los tabloides sensacionalistas de Murdoch en Reino Unido -el ya desaparecido News of the World y The Sun- no solo aportan jugosos cotilleos y rumores, también actúan como autenticas campañas políticas a favor del candidato que mejor se ajuste a los intereses del imperio. Un claro ejemplo fue la campaña lanzada por parte de The Sun contra el laborista Neil Kinnock en 1992, que perdió contra todo pronóstico a favor de los conservadores.

El principio del fin de ‘News of the World

Tras las encarcelaciones y las dimisiones correspondientes en 2005, todo parecía haber vuelto a la calma. Sin embargo, dos años después el diario The Guardian volvió a la carga con el asunto y fue desvelando los políticos y famosos que fueron víctimas de las escuchas ilegales durante la época en la que Coulson fue editor de News of the World. Hasta ese momento los británicos no parecían muy escandalizados, al fin y al cabo se trataba de personajes públicos y cada vez resulta más difícil discernir entre su faceta pública y privada.

El parlamento británico fue menos permisivo y en septiembre de 2010 presionó para que la policía iniciara una investigación policial sobre las escuchas ilegales. Esta operación pudo con el jefe de prensa del ya primer ministro británico Cameron y a Coulson no le quedó otra más que dimitir. Por otro lado, el tabloide sensacionalista despidió a un alto cargo en su intento de limpiar su imagen como podía.

Sin embargo, el bombazo que hizo estallar al News of the World en mil pedazos llegó este mes, cuando The Guardian reveló que entre los teléfonos pinchados figuraba el de Milly Dowler, una chica de 13 años que fue secuestrada en 2002 y que había sido asesinada en las mismas fechas en las que el diario espiaba el buzón de voz de su teléfono móvil. El periódico no solo se hizo con los mensajes de voz de forma ilegal, además borró algunos de los mensajes para que entrasen nuevos, lo que, por un lado, dio falsas esperanzas a la familia de la niña ya por entonces asesinada y, por otro, supuso la destrucción de pruebas que podrían haber sido vitales para la policía.

La publicación de esta información supondría el principio del fin de News of the World. Sus lectores no perdonaron la falta de escrúpulos del periódico por lo que éste perdió credibilidad y publicidad, pilares básicos del periodismo y la empresa periodística, respectivamente. El desastre se manifestó en una importante caída del valor de las acciones de News Corporation y la pérdida de 33 grandes anunciantes. El barco se hundía. Para colmo la oferta de adquisición por parte del imperio Murdoch de la totalidad de British Sky Broadcasting (el mayor proveedor de televisión de pago en Reino Unido del que News Corporation ya posee el 39% de sus acciones) peligraba con el estallido del escándalo. ¿Qué hacer?

Bien, retirar el periódico del mercado ha supuesto la solución más rápida. Una emotiva portada -“Gracias y adiós”- y una tirada doble de cinco millones de ejemplares cuyos beneficios, cómo no, se han destinado a organizaciones benéficas, completaría la jugada.

Los tres mosqueteros del imperio News Corporation -el propio Murdoch, su hijo y futuro sucesor James Murdoch y Rebekah Brooks- han sido citados en la investigación de las escuchas. De sus declaraciones, se induce que su estrategia es negar el conocimiento de lo que pasaba en el periódico hasta que se demuestre lo contrario. Aparte de la dimisión de Rebekah Brooks como directora de News International y la retirada de la oferta de compra de la totalidad de BSkyB, no parece que el terremoto que sacude a Murdoch se lleve por delante a su imperio. No hay que extrañarse, por algo “citizen” Murdoch es el magnate mediático más poderoso del mundo.

lunes, 11 de julio de 2011

Sudán del Sur: nuevo país, mismos retos

Si un país cuenta con grandes reservas petrolíferas, tierras de cultivo y una posición geopolítica privilegiada, lo lógico sería pensar que se trata de un país rico, con una economía consolidada debido a la explotación de sus recursos naturales. Sin embargo, no es ninguna novedad comprobar que muchos países con un gran potencial económico son víctimas de la avaricia, intolerancia y egoísmo del hombre. Es el caso de Sudán.

Durante 50 años luchó contra el poder egipcio y británico colonial y desde su independencia en 1956 ha sufrido dos largas guerras civiles donde más de 2 millones de personas perdieron la vida en un conflicto motivado, además de por razones económicas, por problemas étnicos y religiosos.

El pasado 9 de julio, Sudán volvió a ser noticia. Esta vez no por sus conflictos bélicos o la miseria de su población, sino por la independencia de la zona sur del país y la consiguiente creación de un nuevo estado: Sudán del Sur.

La secesión ha dibujado, así, un nuevo mapa del país. Al norte, queda un Sudán más pequeño con capital en Jartum y una población dominada por árabes egipcios y africanos negros arabizados. En la zona meridional, el recién estrenado país Sudán del Sur, con capital en Juba, donde vive una mayoría de africanos negros no árabes.

Décadas de lucha y represión islámica

La independencia de Sudán del Sur ha sido el resultado de un largo camino que vio sus frutos tras el proceso de paz iniciado en 2005, que ponía fin a la guerra civil más prolongada y sangrienta de África.

El conflicto bélico estalló en 1983, el mismo año en el que el presidente de entonces, Numeiri, introdujo la ley Sharia con el objetivo de imponer la doctrina islámica. El descontento popular se hizo evidente ya que en Sudán conviven diversos grupos étnicos y religiosos, destacando los sunís musulmanes que constituyen el 70% de la población, los africanos animistas con un 25% y cristianos, 5%. A este descontento hay que sumar las desigualdades creadas durante el colonialismo, ya que las inversiones se inyectaron en la zona norte olvidando la sur, lo que dejó una herencia de desigualdades que a partir de entonces no se ha superado.

Tras décadas de lucha por parte de grupos ‘rebeldes’ no musulmanes contra el poder musulmán, y bajo la presión diplomática de EEUU, Europa, África y China; el gobierno dio el visto bueno al referéndum celebrado el pasado mes de enero donde un 99% de la población votó a favor de la independencia del sur de Sudán. La guerra había sido demasiado larga y devastadora: más de un millón de muertos, una deuda externa de 38 billones de dólares por la compra de armas y un conflicto paralelo en Darfur, que aun sigue en curso, causado por motivos raciales. El conflicto en Darfur es especialmente sangriento: violaciones como arma de guerra, torturas, 400.000 víctimas y miles de refugiados adentrados en la vecina Chad constituyen horribles ejemplos de una brutalidad denunciada por la ONU y por la que el presidente Al Bashir ha sido acusado de crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio.

Tras la independencia continúa el horror

A pesar del importante paso para su autogestión, la independencia de la zona sur de Sudán no ha resuelto todos los problemas. En primer lugar, aun no hay acuerdos con respecto al petróleo (localizado en la zona sur pero transportado a través de un oleoducto hacia el norte) o la división de fronteras en puntos “calientes” como la región limítrofe de Abyei, una zona rica en petróleo anexionada por el norte en mayo aunque la mayoría de sus habitantes están aliados con el sur.

Según la revista Time, el resultado de la secesión ha sido la creación de dos estados débiles y más conflicto. Tras la independencia, el gobierno de Jartum (norte de Sudán) está llevando a cabo una campaña de terror para forzar a los rebeldes y civiles no musulmanes su huida al país del sur. Los rebeldes y bolsas de población “no deseadas” en zonas como montañas de Nuba o Kordofan del Sur (también rica en petróleo), están siendo el objetivo de ataques aéreos indiscriminados que bien podrían definirse como crímenes contra la humanidad.

En Sudán del Sur las cosas no están mejor. La lucha por la explotación de recursos petrolíferos no solo se manifiesta ente el norte y el sur, sino también entre milicias armadas y los Dinkas, que conforman el mayor grupo étnico de la zona. Las milicias están asentadas en zonas ricas en petróleo y denuncian al nuevo gobierno del sur (representado por el partido SPLM) que son dominados injustamente por los Dinkas.

A este conflicto de intereses hay que añadir la corrupción, la concentración del poder político en el gobierno central y el control de más de la mitad de la economía por parte de su brazo armado, el SPLA. La falta de recursos se traduce en un 85% de la población analfabeta y un 90% de la población que vive con menos de un dólar al día.

Son tantos los problemas que lastran a Sudán que es fácil perder las esperanzas en un futuro sin violencia ni miseria. Sin embargo, hay que reconocer que la independencia es al menos un símbolo, algo a lo que acogerse tras tantos años de lucha, represión y muertes que, previsiblemente, aún están lejos de quedar en el recuerdo.