
La crisis del tabloide británico, perteneciente al imperio mediático dirigido por Rupert Murdoch, comenzó en 2005, cuando publicó una noticia sobre la lesión de rodilla del príncipe Guillermo de Inglaterra. Tras sospechar que los teléfonos móviles de la casa real habían sido interceptados, se llevó a cabo una investigación policial que reveló, además de las escuchas ilegales, el soborno a policías como prácticas “estrella” para obtener información. Dos años después, se depuraron responsabilidades: el corresponsal de casa real del diario y el detective que le conseguía información fueron encarcelados; mientras que el editor de News of the World, Andy Coulson, asumió su dimisión.
Los enemigos, mejor cerca
Al poco tiempo, Coulson fue contratado como jefe de prensa del partido conservador liderado por James Cameron. ¿Sorpresa? No del todo, a los enemigos es mejor tenerlos cerca. Tal vez por eso ni James Cameron, ni Gordon Brown se perdieron la boda de Rebekah Brooks -ex editora deNews of the World y The Sun- el mismo año de su ascenso a la cumbre directiva de News International, la división británica del conglomerado empresarial News Corporation que opera bajo la dirección de su fundador, Rupert Murdoch.
Ya en el poder, Cameron fue fotografiado con su mujer acudiendo a una cena íntima en casa de Rebekah Brooks en vísperas de Navidad y, a no ser por el reciente escándalo de las escuchas, la presencia del primer ministro británico estaba más que asegurada en la ya tradicional fiesta de verano organizada por News International. Las muestras de amistad eran evidentes, como también lo es la relación de intereses entre el poder político (Cameron) y la prensa (Brooks). No en vano los tabloides sensacionalistas de Murdoch en Reino Unido -el ya desaparecido News of the World y The Sun- no solo aportan jugosos cotilleos y rumores, también actúan como autenticas campañas políticas a favor del candidato que mejor se ajuste a los intereses del imperio. Un claro ejemplo fue la campaña lanzada por parte de The Sun contra el laborista Neil Kinnock en 1992, que perdió contra todo pronóstico a favor de los conservadores.

El principio del fin de ‘News of the World’
Tras las encarcelaciones y las dimisiones correspondientes en 2005, todo parecía haber vuelto a la calma. Sin embargo, dos años después el diario The Guardian volvió a la carga con el asunto y fue desvelando los políticos y famosos que fueron víctimas de las escuchas ilegales durante la época en la que Coulson fue editor de News of the World. Hasta ese momento los británicos no parecían muy escandalizados, al fin y al cabo se trataba de personajes públicos y cada vez resulta más difícil discernir entre su faceta pública y privada.
El parlamento británico fue menos permisivo y en septiembre de 2010 presionó para que la policía iniciara una investigación policial sobre las escuchas ilegales. Esta operación pudo con el jefe de prensa del ya primer ministro británico Cameron y a Coulson no le quedó otra más que dimitir. Por otro lado, el tabloide sensacionalista despidió a un alto cargo en su intento de limpiar su imagen como podía.
Sin embargo, el bombazo que hizo estallar al News of the World en mil pedazos llegó este mes, cuando The Guardian reveló que entre los teléfonos pinchados figuraba el de Milly Dowler, una chica de 13 años que fue secuestrada en 2002 y que había sido asesinada en las mismas fechas en las que el diario espiaba el buzón de voz de su teléfono móvil. El periódico no solo se hizo con los mensajes de voz de forma ilegal, además borró algunos de los mensajes para que entrasen nuevos, lo que, por un lado, dio falsas esperanzas a la familia de la niña ya por entonces asesinada y, por otro, supuso la destrucción de pruebas que podrían haber sido vitales para la policía.
La publicación de esta información supondría el principio del fin de News of the World. Sus lectores no perdonaron la falta de escrúpulos del periódico por lo que éste perdió credibilidad y publicidad, pilares básicos del periodismo y la empresa periodística, respectivamente. El desastre se manifestó en una importante caída del valor de las acciones de News Corporation y la pérdida de 33 grandes anunciantes. El barco se hundía. Para colmo la oferta de adquisición por parte del imperio Murdoch de la totalidad de British Sky Broadcasting (el mayor proveedor de televisión de pago en Reino Unido del que News Corporation ya posee el 39% de sus acciones) peligraba con el estallido del escándalo. ¿Qué hacer?
Bien, retirar el periódico del mercado ha supuesto la solución más rápida. Una emotiva portada -“Gracias y adiós”- y una tirada doble de cinco millones de ejemplares cuyos beneficios, cómo no, se han destinado a organizaciones benéficas, completaría la jugada.
Los tres mosqueteros del imperio News Corporation -el propio Murdoch, su hijo y futuro sucesor James Murdoch y Rebekah Brooks- han sido citados en la investigación de las escuchas. De sus declaraciones, se induce que su estrategia es negar el conocimiento de lo que pasaba en el periódico hasta que se demuestre lo contrario. Aparte de la dimisión de Rebekah Brooks como directora de News International y la retirada de la oferta de compra de la totalidad de BSkyB, no parece que el terremoto que sacude a Murdoch se lleve por delante a su imperio. No hay que extrañarse, por algo “citizen” Murdoch es el magnate mediático más poderoso del mundo.