martes, 31 de mayo de 2011

Campamento en Sol, de la indignación a la acción

Tras los resultados de las elecciones autonómicas y municipales celebradas el pasado domingo 22 de mayo, los populares se felicitaban por su contundente victoria, que ha teñido el mapa de España de azul, mientras que los socialistas, cabizbajos, asumían su derrota. Finalizado el recuento de votos, aquella noche ya estaba todo hecho, las elecciones habían terminado.

Todo lo contrario ocurría en la madrileña Puerta del Sol. En la plaza, totalmente ajena a los resultados electorales, se podía intuir que el denominado movimiento 15M tenía intención de permanecer. La gente se concentraba en torno a un megáfono donde los ciudadanos compartían sus principales preocupaciones, los curiosos se paraban a leer los cientos de carteles de protesta, mientras que muchos voluntarios, instalados en sus improvisados “stands”, informaban sobre el movimiento a la vez que recogían firmas y propuestas.

En la noche electoral se podía pasear por Sol, las protestas de miles y miles de personas de los días previos a las elecciones se habían disipado. Aunque la aglomeración había disminuido drásticamente, varios centenares de personas permanecían en el corazón de Madrid y ponían fin, con una sentada muda celebrada un minuto antes de las doce de la noche, a un día más de permanencia en el campamento.

Una veintena de tiendas de campaña siguen instaladas junto al campamento principal, organizado por comisiones de trabajo sin líderes visibles y creados de forma totalmente espontánea. “La intención era organizarse, pero no esperábamos que creciésemos tanto”, señala un portavoz del movimiento que, tras estudiar un módulo de formación profesional en instalación de energías renovables, tiene claro que se marchará a Italia para encontrar trabajo. La organización, precisamente, constituye una de las bases que sustentan la supervivencia del campamento creado el 17 de mayo, tras el “efecto llamada” que supuso el desalojo del día anterior.

Desde ese primer momento, se organizaron comisiones en función de las necesidades del campamento. “Como esto se ha ido ampliando, las comisiones se han ampliado también. Hay un espacio infantil, una enfermería, una librería, un centro de terapias naturales y salud mental con masajistas y psicólogos profesionales… “, comenta Sofía, una periodista de 26 años que se ha prestado para ser portavoz del movimiento.

Aunque hay gente de todas las edades, la mayoría de los voluntarios que trabajan en el campamento son jóvenes con estudios, que ven en este movimiento una oportunidad para demostrar que pueden organizarse y llevar a cabo sus funciones de forma profesional.

La prueba de ello está en que, en menos de una semana, los integrantes del llamado movimiento 15M han creado un campamento dividido en comisiones para su autogestión. Así, se ha establecido una comisión legal, formada por abogados para solucionar todo tipo de cuestiones legales referentes a las protestas; la comisión de artes gráficas y plásticas para crear proyectos artísticos vinculados al movimiento; la comisión de respeto que se encarga de evitar altercados y mantener los servicios de limpieza; de extensión para crear lazos de unión con otras ciudades; la comisión de comunicación para informar a los medios; la de información para explicar a los ciudadanos de que trata el movimiento… en total existen unas diez comisiones que van creciendo y cambiando constantemente, en función de las necesidades y de las nuevas propuestas presentadas por cualquiera que decida pasarse por Sol con la idea de ayudar.

Una sociedad diferente, en Sol
Muchos dicen que en la Puerta del Sol se ha creado una mini-ciudad. “Al principio fue una protesta, ahora es una forma de dar a entender que una sociedad diferente es totalmente posible”, comenta una chica de 19 años que está estudiando primer año de Terapia Ocupacional y que colabora en la comisión de alimentación. “Damos alimentos a los compañeros que trabajan en el campamento y después, a los demás”. Aunque la picaresca encuentra su sitio en el campamento de Sol (están los que intentan vender la comida que han conseguido de forma gratuita o los que tratan de coger bocadillos sin colaborar en el movimiento), la solidaridad de la gente es la protagonista. “Si hacen falta cucharas, al momento tenemos cucharas para un ejército”. Y todo ello, sin dinero de por medio: “hay mucha gente, de todo tipo, que trae comida, y colabora a través de donaciones, que es lo único que aceptamos. A veces tenemos que decir que no traigan más comida porque nos sobra”. Otros intentan dar dinero, sin embargo, siempre se encuentran con la misma respuesta: “Sólo aceptamos donaciones ‘en especie’, para que no se nos malinterprete”.

Las comisiones, a su vez, se dividen en grupos de trabajo, que recogen las propuestas de los ciudadanos que se pasan por el campamento. Estas propuestas se debaten en la asamblea de cada grupo de trabajo integrado por cualquier persona que quiera participar y, tras ser aprobadas de forma unánime, se vota en la asamblea general que tiene lugar normalmente por las tardes y donde participan varios centenares de personas que se reúnen en la plaza. Todo lo que aprueban queda registrado en actas. “Estamos creando el qué queremos”, comenta una voluntaria. De momento hay tal volumen de propuestas que es muy difícil elaborar un manifiesto común. “No es que estemos desbordados, es que hay muchísima gente que quiere participar. Puesto que, en principio, nos quedamos en Sol hasta el domingo, queremos que se organicen asambleas en los barrios y pueblos de las diferentes ciudades, para que se revitalice la comunicación vecinal que está muy debilitada”, dice otra portavoz del movimiento 15M.

Están organizados pero, ¿qué quieren?
A pesar de no tener manifiestos, los integrantes del 15M están de acuerdo en que los mecanismos que la democracia tiene para la participación ciudadana no funcionan. Por eso reivindican el uso de las plazas públicas como foro de debate. “Los políticos no nos representan, solo representan los intereses de la banca”, protesta un voluntario. “Estamos muy cansados, muy hartos, queremos un cambio”.

Unos dicen que no encuentran trabajo porque están “sobrecualificados”, otros que se reforme el sistema electoral para evitar el bipartidismo, todos coinciden en que se deben eliminar los privilegios de la clase política. “Mi generación ha visto el panorama muy negro. Pero hasta ahora no nos hemos visto verdaderamente mal, por eso nos hemos organizado”, opina un chico de 21 años. Otro portavoz comenta: “ya no es cuestión de que te pueda pasar a tí o no, es lo que le pasa a la gente a tu alrededor. Tu vecino puede que esté en paro. Vivimos en sociedad, somos seres sociales y hay que luchar por que haya una justicia social universal”

“Yo ya estaba esperando que los jóvenes hicieran algo, esto ha sido necesario”, dice Eugenia, de 71 años. “No sabíamos que pasaba con los jóvenes, por qué no han protestado hasta ahora, pero estoy muy contenta de que esto haya pasado, ¡ya era hora!”, dice ilusionada Vicenta, de 56 años. Las dos se pierden entre la multitud, dejando una abarrotada Plaza del Sol que ha pasado de ser zona de tránsito, para convertirse, en tan solo unos días, en un ágora para hablar, debatir y proponer ideas.

*Publicado en la Opinión de Granada el 25/05/2011

viernes, 20 de mayo de 2011

Sí, es para indignarse

La indignación ciudadana materializada en concentraciones de gente anónima desde el 15 de marzo en la madrileña Puerta del Sol, así como en varias ciudades de España, cambia el rumbo de la campaña electoral y se convierte en la protagonista de las portadas de los medios nacionales. Todo lo que puedo ver y escuchar desde mi portátil en Reino Unido se traduce en una sensación que se mueve entre la esperanza y el alivio de saber que no estamos dormidos. “Ya era hora”, me digo a mí misma. Los medios nos han hecho protagonistas en menos de una semana, y resulta curioso, ya que llevamos años siéndolo, víctimas de la crisis económica, la injusticia social, corrupción, manipulación y el recorte de nuestros derechos. Algo que, por otra parte, tampoco es nuevo en nuestra historia.

Puesto que somos los protagonistas, conocemos de sobra los motivos de estas concentraciones, no necesitamos que venga ningún iluminado para que nos dé a conocer el porqué de tanto hartazgo. Yo solo enumero:

1. 43% de paro juvenil. Casi la mitad de la población juvenil no encuentra trabajo; los que no cuentan con experiencia o estudios lo tienen crudo debido a la alta competencia para los pocos puestos de trabajo que se ofertan y los que optan por la formación, ya tengan experiencia laboral o no, ahora resulta que están “sobrecualificados”. Y todo esto mientras vemos que en España, para ser presidente del Gobierno no se exige ni hablar inglés.

2. Injusticia en el mercado laboral. Los que trabajan tampoco vislumbran un panorama muy alentador aspirando a ser “mileuristas”, con contratos precarios y soportando condiciones laborales infernales por miedo a ser despedidos. Si eres mujer, más difícil: los despidos por maternidad se duplican con la excusa de la crisis. ¿Cómo escapar de este laberinto sin salida? Muchos, como yo, han optado por emigrar a otros países en busca de las oportunidades que se nos niegan en nuestro país.

3. “Apretarse el cinturón”. Tantos discursos apelando a la responsabilidad social y a la necesidad de aplicar medidas “difíciles” para afrontar la crisis… En esta legislatura hemos sido testigos de una reforma laboral que abarata el despido, la bajada de sueldo a los funcionarios, el aumento de la edad de jubilación y un drástico recorte de ayudas sociales (no más al cheque-bebé, préstamos renta universidad o ayudas a los parados de larga duración). Todo esto tendría sentido si existiera una política coherente de recortes y restricciones para todos los sectores de la población, pero no, los privilegios de la clase política se mantienen con sueldos desorbitados – en algunos casos hasta vitalicios- pagados de nuestros bolsillos.

4. Ministerio de Vivienda, ¿para qué? La burbuja inmobiliaria “estalló”, y aunque los precios han bajado ligeramente, la vivienda en España está sobrevalorada un 40%. El alquiler tampoco se queda atrás, el precio medio es de 750 euros mensuales, un poco menos del salario de un españolito “mileurista” sin posibilidades de acceso a una hipoteca. La alternativa queda en compartir piso de alquiler o vivir con los padres. “Para ir tirando”, dicen muchos jóvenes españoles- y no tan jóvenes-. Lo malo es que esta opción se convierte en obligatoria e indefinida. Y esto cansa.

5. Descrédito de la clase política. Que Zapatero desconozca lo que cuesta un café o que el Consejero de Transportes de Madrid no sepa que existe el metrobús, ilustra la burbuja en la que viven nuestros políticos. Escándalos de corrupción en los dos partidos principales, mentiras, falsas promesas, acciones políticas al servicio del poder financiero y del “lobby” empresarial en vez de los ciudadanos... ¿Estos son los políticos que nos representan, los que trabajan por nuestro bienestar? Como dicen los que protestan frente a la Puerta del Sol: “los ciudadanos hemos perdido el respeto a los partidos políticos mayoritarios, pero ello no equivale a perder nuestro sentido crítico”.

Está claro que sobran los motivos para indignarse. Aun así, seguimos soportando opiniones interesadas que sueltan barbaridades como que “detrás de todo esto está la extrema izquierda y grupos comunistas” o que “esto está organizado por jóvenes “perroflautas”, aburridos, sin nada mejor que hacer”. A dos días de las elecciones autonómicas y municipales, la Junta Electoral ha declarado ilegales las concentraciones, con amenaza incluida de multar a la gente que protesta. Esto demuestra que los que más deberían, siguen sin enterarse. La jornada de reflexión es lo de menos. El resultado electoral no importa. Lo importante aquí es que los españoles indignados han sabido organizarse y hacer ver su indignación para cambiar el sistema con el que no se sienten identificados. ¿En qué quedará todo esto? A la velocidad que está cambiando el mundo con el empujón de las redes sociales, ni los sociólogos se ponen de acuerdo. Yo no soy socióloga y no podría prever las consecuencias, sin embargo, tengo una esperanza: que esto no haya hecho más que empezar.

martes, 17 de mayo de 2011

La lucha contra la pobreza, desde el laboratorio

Economía del desarrollo, ¿pura teoría sin base científica? No para Esther Duflo, desde luego. Esta economista y profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en sus siglas en inglés), está convencida de que en el uso de ensayos aleatorios, similares a los que utiliza la industria farmacéutica, está la clave para generar medidas eficaces que determinen el éxito de programas de ayuda al desarrollo.

El dinero, obviamente, es importante para luchar contra la pobreza. Pero no es lo único. Para Duflo (38 años) lo fundamental está en comprobar qué (y por qué) es lo que funciona y lo que no en la ejecución de programas de ayuda, para que éstos sean lo más eficaces posible. “En el campo de la tecnología pasamos mucho tiempo experimentando, perfeccionando, estudiando al detalle la manera más barata para hacer algo” –señala Duflo en una conferencia del MIT- entonces, ¿por qué no se actúa de la misma forma en cooperación al desarrollo?


Desde 2003, y a través del Laboratorio de Acción contra la Pobreza Abdul Lateef Jameel del MIT, Duflo y su equipo se han dedicado a recopilar datos reales para encontrar respuestas que alivien la pobreza. A partir de estos datos, se han obtenido resultados muy interesantes. Por ejemplo, que la eficiencia de los programas de ayudas públicas depende del género del beneficiario o que la aceleración de la tasa de capital humano no va de la mano del crecimiento económico. Otro estudio que ha generado polémica ha sido la medida de la efectividad del conocido programa de ‘microcréditos’, concluyendo que su impacto es modesto ya que solo uno de cada ocho personas utiliza un ‘microcrédito’ para crear un negocio que de otra forma no existiría.

Experimentos sociales para luchar contra la pobreza
Utilizando un enfoque ‘micro’, Esther Duflo ha realizado numerosos experimentos sociales para aportar respuestas vitales en la lucha contra la pobreza. En una conferencia del MIT, la economista da tres ejemplos para que nos hagamos una idea de su trabajo:

Inmunización. A pesar de la existencia de programas de vacunación que ofrecen vacunas de forma gratuita, todavía siguen sin vacunarse unos 25 millones de niños. Esto no se debe a la falta de vacunas o al desentendimiento de los padres, existen otras variables que deben ser consideradas como, por ejemplo, la lejanía de los centros de vacunación o las tareas diarias de supervivencia a las que deben enfrentarse las familias sin recursos económicos. Estos condicionantes hacen que los padres vayan posponiendo la vacunación de sus hijos hasta que es demasiado tarde. Tras llevar a cabo varios experimentos de selección aleatoria, se concluyó que el método con el que se conseguía una mayor tasa de vacunación se diferenciaba de los otros gracias a un minúsculo incentivo: un simple kilo de lentejas por acudir a un centro de vacunación. Algo tan barato como esto hizo que la tasa de vacunación fuese seis veces mayor que la inicial.

Malaria. Para combatir la malaria, muchos programas distribuyen mosquiteras de forma gratuita. Tras observar que había gente que no valoraba este método de prevención (quizas por ser gratuito) y utilizaba mosquiteras para otros usos como, por ejemplo, redes de pesca, el equipo de Duflo se preguntó hasta que punto era beneficioso ofrecer mosquiteras gratis. Por otro lado, se consideró importante saber si, tras haberlas obtenido sin pagar, la gente tendería a no adquirirlas en un futuro en el caso de que tuviera que comprarlas. ¿Habría que cobrar por ellas entonces? Tras experimentos, se llegó a la conclusión, por un lado, de que esos usos “alternativos” son minoritarios y, por otro, de que el reparto de mosquiteras de forma gratuita, en vez de disminuir, garantiza una mayor tasa de adquisición a largo plazo.

Educación. ¿Cómo aumentar la tasa de escolarización? Como dice Duflo, se pueden aplicar numerosas “variables”: proporcionar uniformes gratuitos, un servicio de comedor, contratar más profesores, becas… pero, ¿cuál es la mejor medida? El resultado demostró que la medida que proporcionaba mayor escolarización era una de las más baratas y consistía en dar charlas informativas sobre los beneficios de la educación. Además de la eficacia de esta medida, se descubrió otro hecho, mucho menos intuitivo: en lugares donde hay niños debilitados por parásitos intestinales, la asistencia a escuelas disminuía de forma drástica. Al tratar a estos niños, la asistencia escolar incrementó considerablemente.

Con estos estudios, Esther Duflo se está haciendo un hueco entre los economistas más destacados dentro de la economía del desarrollo. Su nombre lleva sonando desde 2009, año en el que fue reconocida con premios como el McArthur, conocido también como “la beca de los genios” y en 2010 fue galardonada con el premio más prestigioso: la medalla John Bates Clark, considerada la antesala de los Nobel.

viernes, 13 de mayo de 2011

Starbucks: marketing con los cinco sentidos

‘The third place’ –o el tercer lugar como diríamos los hispano hablantes– introducido por el presidente y consejero delegado de Starbucks Howard Schultz desde que fundó la cadena en 1971, supuso un concepto clave en la revolución del negocio de cafeterías en medio mundo. Bajo la premisa de crear un espacio acogedor, cómodo y atractivo, perfecto para convertirse en el “tercer lugar” entre el trabajo y el hogar, se estableció uno de los pilares básicos en la estrategia de marketing del gigante cafetero. Las puertas de Starbucks no solo se abren para ofrecer café, se abren, además, para que cualquier mortal pueda sentir una experiencia ‘sensorial’ creada, concienzudamente, por grandes profesionales del marketing. Al igual que el café, la estrategia de marketing de Starbucks se puede experimentar con los cinco sentidos:

Vista. El archiconocido logotipo de la sirena con las dos colas ha cumplido su misión en 2011: llegar a ser reconocido sin la necesidad de incluir en él las palabras ‘Starbucks’ y ‘Coffee’. Tras la eliminación de toda referencia escrita a la marca y a su producto principal (el café) se intuye la intención de la marca de ampliar su mercado. De hecho, según la BBC, Starbucks está considerando vender helados y otras bebidas como vino o cerveza para diversificar su oferta. Por la vista, además, nos han entrado los cómodos sofás que forman parte del acogedor diseño de las tiendas y que refuerzan el concepto de ‘third place’.

Olfato. El grupo de Facebook ‘Starbucks en Málaga’ lo define así: Un ambiente muy especial, el olor del café, este no sé qué que te hace sentir cómodo, relajado.... Este olor no es casual, proviene de ambientadores colocados estratégicamente y forma parte del “marketing olfatorio” que encuentra en Starbucks uno de sus mejores ejemplos y que “invita” a consumir café de una forma muy sutil.

Gusto. ¿Alguna vez os han ofrecido un trocito de ‘brownie’ justo al llegar a una cafería de la cadena? El marketing también puede entrar por la boca, lo que se traduce en mayores ventas de productos complementarios de Starbucks como tartas y sándwiches.

Tacto. El ‘merchandising’ Starbucks está expuesto cerca de la zona donde se sitúa la caja, lo que permite que te acerques a los productos mientras haces cola y, por supuesto, los toques. Esta oportunidad de experimentar los productos a través del tacto incrementa las posibilidades de su compra hasta tal punto que, incluso siendo más fácil su hurto, Starbucks mantiene su ‘merchandising’ “al alcance de la mano”.

Oído. Las líneas musicales de la cadena Starbucks son clave a la hora de crear esa atmosfera que invita a relajarse mientras lees el periódico, charlas con tus amigos o incluso trabajas con tu ordenador. De nuevo, volvemos al concepto del “third place” que tan útil ha sido para consolidar esta gran marca de forma global.

Marketing no solo por fuera

Para crear la “experiencia Starbucks” la campaña de marketing va más allá de sus productos y se extiende a las personas que integran el equipo de trabajo: desde el barista, al manager de zona. De nada sirve una elaborada estrategia de marketing si el personal no cree en lo que está vendiendo, por ello el empeño de Starbucks en inculcar la cultura de marca a su personal.

Muchos consideran este proceso como un “lavado de cerebro”, otros una oportunidad para aprender todo lo relacionado con la empresa en la que trabajan. Sea lo que sea, el proceso de involucración con la marca empieza desde la misma entrevista de trabajo.

A simple vista, trabajar en una gran cadena con cafeterías en cada esquina no debe ser muy difícil. Sin embargo, la realidad es distinta a lo que podemos intuir: el proceso de contratación de un barista comienza con la selección de su CV entre un elevado número de currículos recibidos (incrementado por la crisis en estos últimos años y el efecto llamada que una compañía internacional supone), a la entrevista personal o grupal que combina preguntas convencionales con otras que implican un análisis psicológico del candidato. Tras superar la entrevista, el candidato “es invitado” a trabajar durante un par de horas para “asegurar que se sienta cómodo realizando las tareas de un barista”, según se puede leer en la página web británica de Starbucks.

Todo este proceso no se realiza solo para comprobar la validez del candidato, está claro que a más dificultad para conseguir el puesto, mayor será la valoración del mismo por parte del candidato si resulta seleccionado. Una vez dentro de la empresa, los baristas se someten a una semana de entrenamiento para aprender a preparar los diferentes tipos de bebidas, familiarizarse con los productos, conocer la historia de la empresa, los valores corporativos y el trato al cliente desde la perspectiva Starbucks. Además, se les inicia en la degustación del café para que los conocimientos del barista vayan más allá de preparar cafés.

Resulta curioso que Starbucks no se anuncia de forma directa en plataformas convencionales como podrían ser periódicos o vallas publicitarias, su estrategia de marketing ha roto moldes y las consecuencias son palpables. Sin embargo, para ser justos, no podemos olvidar el gran empujón que implica su política de expansión traducida en *17.009 tiendas a lo largo de más de 50 países. Aunque no vayas buscando la “experiencia Starbucks”, es muy probable que ésta te encuentre “a la vuelta de la esquina”.

*datos del 2 de enero de 2011.